Emplear todo un libro para hacerse perdonar que en su presentación dijeron "Hola, somos gabinete y somos fascistas" parece excesivo, pero no lo es tanto si pensamos que hubo testigos de aquello y no se puede obviar.Pero que Gabinete Caligari despliegue una cantidad de artificios literarios como recordar que el periódico donde trabajaba el padre de Jaime Urrutia era Madrid, "volado por el régimen", aunque, claro, su progenitor era bastante afín al régimen (pues aun sin confirmar, corre el rumor bastante probable de que fue el autor de los Toros en la guerra de España y amigo de Rafael García Serrano, con lo que la verdad es que no parece un candidato a ser un comunista de camuflaje).
Hacia el final del libro, Jesús Rodríguez Lenin, convierte a éste en un pozal donde los miembros del grupo dejan destilar su odio, contando como fue la separación, lo que no deja de ser curiosa manera de intentar atraer a los fans de ese grupo.
Recordarán algunos como Martes y 13 hizo una parodia del grupo llamándolos "Gabinete Cagalera". ¿Que sabían entonces Josema y Millán que no conociéramos los demás?
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