El aguijonazo de 1898 despertó algunas mentes durmientes de España. Se puede establecer una cadena que partiría del regeneracionismo de Joaquín Costa (que es algo más que una calle, mal que le pese a algunos), Unamuno, Ramiro de Maeztu, Baroja y otros, hasta Ortega. Y aun apostaría en lo particular por seguir esa línea y concluirla en José Antonio Primo de Rivera.
Pues bien, este libro de Enrique Selva apunta como esos intelectuales vieron la quiebra de valores del siglo XIX y construyeron un nuevo edificio intelectual, dando forja a unas ideas que, y esto es lo importante, sin perder lo bueno que la palabra liberal pueda tener, se orientaron hacia lo que hoy se considera comúnmente por la giliprogresía como fascismo español.
Si todo esto no moviera a la lectura de este Pueblo, intelligentsia y conflicto social (1898-1923), el hecho de que lleva tres anexos con textos de Ernesto Giménez Caballero, fundador de las JONS, carnet número cinco de Falange, bien vale como excusa para hacerse con uno. Y leerlo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario