martes, 10 de julio de 2007

De charla con Arturo Robsy



Hace ya algún año tuve el placer de entrevistar a un viejo amigo, al tiempo que magnífico escritor, Arturo Robsy.

Esta entrevista estuvo colgada en Internet durante algún tiempo, hasta que motivos ajenos a lo literario obligaron a eliminarla.

Sin ningún afán partidista, simplemente reconociendo la calidad literaria de Arturo Robsy, nos decidimos a reproducirla aquí. Téngase en cuenta la antiguedad de la misma y que el marco donde apareció era la web de un movimiento político concreto, circunstancias que en todo momento nos obligan a pedir disculpas... pero ciertamente creemos que los pros pesan más que los contras, que merece la pena volver a sacar este texto a la luz.

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Arturo Robsy, poeta. Arturo, escritor y falangista, o lo que es lo mismo, proscrito de nuestro “sistema de libertades”. Nuestro ánimo al acercarnos a él en su exilio insular crece al sabernos cerca de un pecho que nunca se avergonzó de saberse cubierto de azul. Más que una entrevista formal, preferimos una charla distendida con el amigo, con el camarada.

Arturo, estas líneas las leerán personas muy variadas, amigos y enemigos, gentes que te conocen bien y te quieren y admiran, y también quien te odia visceralmente. Quien te ignora y desconoce tu obra y quienes esperan ávidos algún nuevo texto tuyo… si tuvieses que explicar en tres o cuatro líneas válidas para todos quien eres, ¿qué dirías?

Te pasas la vida tratando de saber quién eres y descubres que es la mala pregunta: «¿Qué soy?» es la acertada. Y así llego a la ocasión de soltar una barbaridad que no lo es tanto: Aquí, en este mundo de sol y sombra, todo cuanto existe es un medio. No de comunicación: un medio que hará posible uno o varios fines, o sea, objetivos , metas. Pero se qué soy si me atengo a lo que tengo en común con todos.

Siempre que alguien se me pone a tiro aprovecho para dar una versión del hombre y la patria imbricados (pero no "incardinados") Todo lo que puedo compartir, es Patria. Todo lo que puedes compartir, es Patria. Lo sencillo, lo complejo, lo grande, lo minúsculo. Dicho tanto, que ya me define bastante, tal vez deba incluir lo que soy por encima de lo demás, lejos del recado de escribir y de otras artes que me importa practicar; lejos de ese núcleo incompartible que todos llevamos, y de la conciencia de que lo que más es el hombre es literatura, capacidad de comunicar. Ahí va:

Soy un hombre con un objetivo, que piensa más en el objetivo que en sí. Un hombre en paz que busca verdades y que ha aprendido, para estar en paz, a no temer lo que es ni lo que son. Un cándido.

Soy (...) un hombre en paz que busca verdades y que ha aprendido, para estar en paz, a no temer lo que es ni lo que son. Un cándido.


Históricamente, el mundo de la pluma azul siempre ha estado muy bien dotado: desde el Maestro García Serrano a la belleza de la escritura de Felix Ros, pasando por nombres nunca bien ponderados como Salvador, Ydígoras y tantos otros… ¿cómo ves el panorama actual?

No veo panorama. No me gustan los panoramas. Nuestros grandes escritores azules han sido grandes por pura necesidad: ser falangista tiene un grado de dificultad que, además, se elige: no fueron por lo fácil esos grandes. Por eso mismo los escritores que me citas, y muchos más, han sido capaces de ver mucho de lo oculto y de contarlo con estilo, con nervio y con fuego. Ellos y los falangistas que se precien, saben que el sacrificio, la dificultad, la entrega sin fin, la justicia y el intento de mejorar un poco el mundo, se nos pueden exigir o, más, se nos deben exigir. Y hablaron cuando tuvieron algo que decir; otros, ayer y hoy, hablaron en cambio cuando tenían un cargo que vestir. Hicieron un pacto de por vida con España, o sea, con una parte fundamental de ellos. También he hecho el pacto, pero que nadie espere frutos notables de él.

Al principio de esta respuesta he advertido que no veo panorama y que, de paso, no me gustan los panoramas. Si lees a los clásicos grecolatinos, a los españoles, a todos, comprobarás que no tenían el sentimiento del paisaje, del panorama. Si lees a los escritores falangistas, salvo alguna excepción creada para demostrar que sabían hablar de eso, verás que tampoco se dedican a la descripción del paisaje, como nuestros dibujantes -Tejada, por ejemplo- no dan protagonismo al panorama. Como José Antonio, el primero, los demás dejan todos el paisaje, el panorama, fuera de lo que sienten que deben decir o lo definen por los hombres que contiene: felices, míseros, cansados, heridos, furiosos... Panorama es siempre un reflejo del caos. Un caos que puede ser pintoresco o sorprendente o indeseable. Nació en los primeros vagidos del Romanticismo: movimiento que nunca gustó a José Antonio. La belleza del caos, es, por fuerza, una belleza inventada y aprendida. La única belleza que nos cabe de verdad es la humana, la de las personas y la de sus obras y entonces sí, entonces una panorámica, un paisaje es muy considerable porque el espíritu, sin pretenderlo, ha impuesto un orden humano a lo desordenado. Lo hacemos con cuanto tocamos, incluso con el mal. No conozco una belleza más sublime y sutil, que reclame ni más devoción ni más sentimiento elevado, que la de una mujer hermosa.

Ya comprendo que lo que me preguntas es por la situación de la literatura falangista en estos momentos. Y respondo: una situación admirable porque todos esos poetas, prosistas, ensayistas o autores de cuentos y novelas, saben que decirse Falangistas y gentes de Franco es optar por las dificultades y hasta por el silencio absoluto. Y lo hacen sin pensar en el riesgo. Y luchan por abrir un hueco en un medio de comunicación o, con ayuda o sin ella, lanzan un libro que no aceptarán las distribuidoras. Esos hombres se retan con la realidad oficial, resisten ataques y críticas compradas. Se enfrentan a una sociedad bajo el protectorado de los medios de información; dicen lo que nadie y pagan. Pero ahí están, sin quejas, con más sonrisas que pesares: lo que ellos construyan siempre será mejor porque sabrán lo que vale. Y sus lectores lo sabrán más. El Poder siempre tendió a la injusticia; hoy, está en ella

Sabemos todos de la muralla de silencio que envuelve a todo aquel que se escapa de los moldes políticamente correctos. Así, autores tan valiosos como Vizcaíno Casas o Palomino ven como sus libros se venden por mera inercia, sin que la editorial apueste lo más mínimo por ellos. Otros, entre los que te incluyo, sois directamente ninguneados. ¿Ves alguna salida para esta ratonera?

¡Naturalmente que la veo! Y tú, si paras un momento y comparas. La comparación, o sea, el razonamiento analógico, es la forma de pensar natural del hombre. Veo a dos personas –es un ejemplo facilón,- y se en el acto cuál es la más alta. Sólo he comparado. En ausencia de la verdad absoluta, que es Dios, basta comparar dos, tres presuntas verdades para comprender cuál se acerca más lo importante.

La pregunta ahora: ¿Por qué crees que autores como los citados, Vizcaíno Casas, Aquilino Duque, Ismael Medina, Aguirre Bellver, Castro Villacañas, Juan Blanco, Gustavo Morales, Gradolí, Argaya y otros más, siguen publicando y les siguen leyendo? El análisis es sencillo: son más inteligentes que quienes quisieran cerrarles la boca y que bien lo intentan. Analogía pura "mon ami". Y hemos de convenir que, en general, los autores "nacionales" son más listos, tienen más que decir sobre lo que otros ni ven. Y con más arte. No están "ninguneados" sino perseguidos, pero lo hacen demasiado bien para que la gente pueda prescindir de ellos.

Otro es mi caso: Si digo lo que debo, lo leerá quien deba. Así de sencillo. Para rematar la faena, podría citar ahora la lista de los escritores que considero más maderables, por así decir, pero no vale la pena. También ellos saben lo que valen y por eso se encanallan en las ideologías. Me conformaré con responderte a lo de la solución para salir del silencio. Bien clara está: Ser más listos.

La solución para salir del silencio. Bien clara está: Ser más listos.


Tienes una extensa producción a tus espaldas… dime qué obra de las tuyas consideras como predilecta. (Y mi apuesta personal, es por tu “Cesar”)

El asunto clave, querido amigo es que “El César” no es obra mía. Es mi aportación al 2003, al hoy, Centenario de José Antonio Primo de Rivera. Nunca un año tuvo o habló de tantos centenarios. No sé si es un modo más de enmascarar el de José Antonio. Lo que se es que «Por amor al joven César» salió.


Contiene bastantes cosas por encima de mi talento. Quizá deba decir, como Sócrates, que hubo un "daimon" que me dictaba; tal vez la devoción a su persona me dio un suplemento. Si me dices que es lo mejor que he escrito, debo responder que es lo mejor que lleva mi firma, lo que no es exactamente igual.

Para cerrar el hilo literario… dime tres libros imprescindibles para cualquier hogar español.

Todos los libros son imprescindibles en un momento u otro. ¿Por qué? Porque nada está quieto. Conviene olvidar el “Final de la Historia”, las ideologías que diseñan un mundo que luego deberá quedar quieto con los hombres a bordo. Todo se mueve y, en ese sentido, la vida que conocemos durante varios o bastantes años es un gran terremoto que hace que los edificios intelectuales se asienten o se caigan, según sus cimientos. En ese vaivén inacabable, hacia delante o hacia atrás, jamás he conseguido leer un libro igual. Cada vez que leo un Evangelio, resulta que es otro; que hay más; que le entra más Luz. Me pasa con todos, no sólo con las obras meritorias de los autores que siento próximos. Quevedo es distinto cada día ¡y ay si lo leo de verso en verso porque cada uno de ellos es una superación del mismo que leí ayer! Me emocionó el primer “Eugenio” que leí, que el último, presuntamente igual, me ha dolido más que el primero. Porque todo ha cambiado y más el lector; no sólo “su circunstancia”.

¿Así que tres libros imprescindibles para un hogar? No se trata de tener tres libros al menos, sino de que todos los españoles tengan mil y los frecuenten para que puedan decidir qué cambios llegaron, qué cambios murieron y qué cambios sucederán. Un libro siempre es un terremoto, una constelación, un camino tan ancho como largo. Y nunca es el mismo.

¿Cómo ves, desde tu isla, la situación de España?. ¿Cómo se la explicarías, en un par de líneas, a un extranjero que acabara de llegar?

La veo desgraciada pero sencilla de explicar, amigo mío: España no tiene ahora situación, porque «está posicionada». Cuidado que no es una paradoja. La situación, la tuya, la mía, es un lugar en el tiempo y en la sociedad; un lugar que te has ganado, labrado o sufrido. Pero tuyo. Los “posicionados” han dejado ese lugar temporal y social, más su inercia histórica, para adoptar situaciones de otros. La obcecación de repetir circunstancias, es un modo de repetir tiempos que murieron por ser absolutamente inútiles.

Pero atendamos a la “Situación de España” como normalmente solemos entender. Es de retirada de todas las periferias, de todas las dificultades, de todas las novedades, de todos los espíritus que un día fueron nuestras murallas. Retirada. ¿Pero hacia adónde? Si no lo detenemos con esfuerzo y razón, hacia los 17 Estados, o sea, hacia la desaparición.

Termino por donde empezaste: ¿Qué veo desde mi isla? Algo terrible: que España nos ha abandonado y que nadie tiene intención de rescatarnos de territorio enemigo.

¿Cómo descubriste tu sentir? ¿Descubriste antes a la falange o a José Antonio?.

Verás que tuve mucha suerte; casi la misma que aquella juventud que se batió por los campos de España. Porque tuve la fortuna de descubrir a España, a toda ella,
Patria y Cielo, emoción y conducta, antes que a José Antonio y su Falange que, muy valientemente, quisieron ser la mejor herramienta para la paz, la justicia y la independencia de la Patria. Al entrar en semejante enormidad, era necesario dar con José Antonio y su método: el método falangista. ¿Existe? Sí, en cuanto que es una unión armónica de épocas, de constancias, de justicias y de injusticias. Un método que sólo es insistencia en lo previo: las Patrias, para serlo, sólo pueden ser una y distinta. Y Eso era España: una y distinta.

Pero llegué a José Antonio, con España ya en el pecho. Y ahora, con todo lo que llevo y acepto como espíritu de mis acciones, tendría que hablar de mi “Herida Luminosa”. Luz es. Sol de Justicia, también. Entiendo, claro la necesidad táctica de la unidad de nuestros diferentes grupos y, por lo tanto creo que un Frente Español o una Línea Española, son paliativos para nuestra situación agonizante. No sé si necesariamente se tenía que hacer como se ha hecho, pero eso ya son asuntos del mando que no voy a discutir. Cuando haya que votar a la Unidad, lo haré. Fácil, ¿no?.

Pero sé que el camino de la Caballería Falangista es más largo, difícil y verdadero que la comodidad de la urna y el recuento y la entrega de España a cualquiera que reciba más papeletas. ¿Acaso España es una opinión? ¿Es un experimento social? ¿Un simple marco de referencia? ¿Una ilusión geográfica?

creo que un Frente Español o una Línea Española, son paliativos para nuestra situación agonizante


¿Qué les dirías a aquellos que nos creen equivocados, periclitados, defendiendo algo que “nunca tendrá gancho electoral”?


¿Qué, exactamente está periclitado en el mundo? El hombre siempre es el mismo en lo fundamental; la necesaria luz, siempre es la misma, a no ser que llegues a la Segunda Luz, la de la Gracia; la de las gracias. Es imposible, aun con el griterío a favor, ignorar que robar al vecino, que exterminarlo, que imponer a otros no una idea sino una fuerza de la que todos sospechan –los protagonistas, más- que nada tiene de civilización. El asesinato como algo acostumbrado, el pillaje, la mariconería, el incesto, el odio salvaje, el desequilibrio entre lo técnico y lo humanístico, el abandono del reconocimiento de la Causa superior, del Motor Inmóvil, de Dios. El cumplimiento de la norma justa. La libertad sometida a necesidad de dineros y caprichos... Que los muy millonarios, como Los Albertos, no entren en la cárcel. Imposible no percibir que estás y otras notas del mundo son un regreso a lo viejo. Pero hay buenas vejeces que viven. Las que nos imponen ya han fracasado demasiado en los últimos seis mil años.

Ya sabemos como cosa demostrable, qué y quién anda periclitado. Y también sabemos que nosotros somos lo contrario, lo que explica por qué nos quieren callados; por qué nos quieren necios. Pero ya sabéis que la sociedad humana siempre fue una lucha entre la civilización y la barbarie; entre la inteligencia y el instinto.

Tampoco tiene ninguna fuerza ni merece confianza el sistema de votos. Sólo orienta cuando es asamblea y con distrito único. Orienta, digo, porque cualquier hombre sensato comprende que número y justicia y libertad no son la misma cosa. Por el camino de la Democracia Liberal, que queda muy aparente, sólo se llega al mismo sitio donde estamos ya: como correr por una banda de Moebius. Si deseamos ir más allá o en otra dirección, lo único que dice la lógica es tan elemental que no te escuchan: cambiemos de camino; o sea, definamos objetivos exactos y no generalidades.

Tantos años de desunión en el mundillo azul… ¿crees que es porque la camisa azul lleva consigo el germen de la desunión… o piensas que puede existir alguna causa externa a nosotros que contribuye a nuestra división, y por ende, a nuestra debilidad?

En La Falange no hay división y no puede haberla sin nuestra desaparición: si se nos encomendó por José Antonio, y por Franco también, la Unidad, no nos es posible romperla sin demostrar que no somos los falangistas que creíamos; hay una cura sencillísima y gratuita: Alegría y Humildad. Así de fácil. Alegría y humildad expresadas con palabras limpias. Y digo más: no necesitamos nuevos proyectos o acomodaciones porque somos proyecto de nacimiento: el más humano además.

En la Falange hay desunión, aunque la mayoría se nos impone desde fuera.

¿Cómo ves al Frente Español? ¿Crees que puede suponer el inicio del fin para nuestras discordias?

Esta pregunta es la difícil porque atañe más a la práctica que a la teoría. Por eso quizá, para ambientarte, he de recurrir al agua fría: no veo “El Frente” pero veo lo “Español”. Y con Lo Español basta a cualquier falangista. Se español y recibirás Unidad. Ya dije antes que votaré a eso. No hay victoria por ese camino (de momento) pero sí resistencia y fuego. Dios se encargará de darnos tiempo y voz para conseguir lo previo a cualquier intento electoral: gente que entienda a España; que sepa lo que es; que ansíe seguirla. Y para que eso exista necesitamos pensar mejor, hablar mejor, ser más listos.


Van pasando los años, y nosotros seguimos aquí, orgullosos de existir. Se marcharon algunos amigos y llegaron otros más. Algunos de los marchados decidieron no votar jamás, otros dan su voto a distintas formaciones creyendo en el llamado “voto realista”: de PP a IU… ¿ves posible recuperar a esa gente perdida en nuestra travesía por el desierto?

Lo veo posible, pero no sucederá en tanto no seamos ejemplares y en tanto la gente –de cualquier color- tema más al gobierno de sus contrarios que al éxito de España toda. No hay un partido que Crea en Dios y, por tanto, ninguno que crea en la Patria. La Nueva historia falsa es una batalla por el hoy. Más allá nadie quiere ir. Que se refugien algunos en lo que llamas “voto realista” no significa que ese voto el bipartidismo implícito sea “realista”, por cuanto votamos sin saber todo lo que nos concierne; sin saber siquiera qué está pasando ni qué quieren que pase.

¿Cómo ser realista cuando nos ocultan, de consuno, la realidad, la verdad, la práctica de la razón y de lo razonable? Si yo no sé, por ejemplo, qué es el acebuche o el cabrahigo o el oleastre ¿puedo decir algo acertado, verdadero de ellos? Han convencido a demasiados de que sí, de que no es necesario conocer... O sea, lo que se decía más arriba: las verdades no son necesarias para esas personas extraviadas.


Nuestro Jefe Nacional, Jesús López ha dejado muy claro que nadie que vista camisa azul es nuestro enemigo ¿crees que algún día esta afirmación será compartida por todas las camisas azules que hay repartidas por España e Hispanoamérica?


Siento a Jesús como amigo; es muy humano, de mucha esperanza y de una capacidad que debiéramos envidiar. Su trabajo ahora es muy difícil: Jefe, sí, pero además árbitro conciliador. Cuando me lo ordene o me lo pida, le ayudaré desde la lealtad. No quiero mandar en nada pero sí pensar en todo.

Me duele la sensación de que algunos se están equivocando en el planteamiento de nuestra propaganda y en qué insistir. Hay que manifestar posiciones que se puedan compartir por grandes mayorías. Simplificar el mensaje hasta decir algo que nos comprendan con seguridad y les guste. Burlando hice una propuesta que no es una necedad. Vosotros la sabéis: Decir siempre la verdad y no permitir que otros mientan. Y eso no es una tópica "idea Fuerza" sino una Razón.

Algunos de los que se fueron son los que hoy con más saña nos atacan, quizá poseídos por la fe del converso. Hay también quien desde posiciones supuestamente próximas tiran a dar.. tu tienes alguna experiencia con esa gentecilla ¿verdad?

Tengo alguna experiencia de ellos. Veo personas confusas, quizá maniobreras, con una personalidad sólo medible en euros y en odio. Y no quiero tener más experiencia, si me falta: Llevo hinchadas las medidas. Aprovecho para invitarles -de muy buena fe- a que vengan a verme. (Arturo añade un guiño cargado de ironía)


La gente que solo recibe el lavado de cerebro de los medios nos llama nazis, fascistas, racistas… hay quien pretende escapar de esas falsas etiquetas abandonando la única que nos es propia: “falangistas”. ¿Qué les dirías?


Poco tengo que decirles. Como poco tengo que decir al que acaba creyéndose que los tópicos aprendidos son sus verdaderas ideas. Tiempo al tiempo. Los buenos verán y los ciegos no. No necesito desmentir que tengo seis dedos, ni que llevo diez años muerto. ¿Cómo escapar de lo falso? ¿Cómo protegerme de una tromba o un huracán que no existen? ¿Por qué rebelarme contra una etiqueta, esa de fascista, racista o nazi que sólo es un lugar común para quienes carecen de razones? Que digan lo que quieran, pero que no olviden que nosotros sí debemos decir la verdad en todas partes. Pero háganlo con una cierta originalidad, porque son muy aburridos. O sea, que me llamen marciano, patagón, seguidor de Asurbanipal y admirador profundo de "Subiluliuma", que también existió. Que empleen el talento de reserva.

Hay quien te tiene etiquetado como fanático. Me consta sin embargo que tienes amigos con las más diversas concepciones políticas ¿pueden ser amigos, pues, un comunista y un falangista?.

¿Y qué lo voy a hacer si yo nací en el Mediterráneo? Imagino que para ser fanático hace falta creer en lo que no existe, del mismo modo que para ser hombre de fe creer en lo que no has visto.

Es mucho más curioso que te consideren eso por abrir los ojos y decir que algo nuevo y grande hay en lontananza. El hombre acercándose a su plenitud, siempre incompleta. Pues bien, acepto el juego, pero bien planteado: ¿Fanático por católico; fanático por buscador de verdad; fanático por padecer afán de justicia, que es un grave padecimiento cuando te ves sometido a los injustos?

Como se decía en “ Pichi”, en tiempos más agudos y populares: “anda y que te ondulen con la permanén”. Pues eso: ondúlese quien quiera y déjeme seguir consejos de la Vida de Don Quijote y Sancho, de Unamuno: Si ves a uno que roba, llámale ladrón y sigue adelante...

Eres un luchador incansable, además de hombre orquesta: escribes, imprimes y repartes tu solo miles de octavillas. ¿Bastarían cien Arturos Robsy para tomar el poder?


Vamos, vamos: con cien Arturos os aseguraríais sólo de la catástrofe. El hombre repetido de poco vale: quedan falsos el original y la copia. Además, ¿acaso no tiene bastante el mundo con uno sólo? Brinco un momento al Tercio, o sea, a La Legión Española, que canta en su himno: “Cada uno será lo que quiera”. Pues yo quiero ser falangista, a ser posible mejor de lo que desgraciadamente soy. La fe en España me dio una misión. La fe en Dios, una tenacidad. Mío de verdad no tengo nada: todo lo he recibido, y doy gracias. Incluso por lo malo para mi, por lo desgraciado, por lo doloroso.

¿O es que no estamos forjándonos para el mundo superior? Y para aceptar y recibir esa forja, sonrientes, nadie necesita ser Arturo. Necesita ser hombre.


Dicen desde la izquierda que la sociedad ha despertado de un largo letargo, que fenómenos como el chapapote y la guerra de Iraq ha vuelto a llenar las calles. Después de oír noticias como que hay jóvenes “en huelga de hambre de 12 horas” ¿no crees que la izquierda no tiene su “mijita” de cachondeo?


No, no lo creo. Es notable y sabido que los rojos no tienen sentido del humor. Ellos andan haciendo pruebas. Desde que se dejaron los ejércitos bajo cero (menos
de un tercio de nuestras necesidades urgentes), ellos han creado una magnífica solución que puede arrastrar a la calle a masas, a millones. Y las masas son siempre peligrosas. De otro modo te lo digo: estos días, desde el Prestige en Adelante, han estado haciendo maniobras: un entrenamiento de su magnífico aparato de subvertir y atemorizar.

Muchas gracias por tus palabras, Arturo… ¿quieres decir algo en especial para los camaradas de la Falange Valenciana?

Claro que quiero decir algo a mis hermanos valencianos, porque llevo mucho callando lo fundamental para mi ahora. ¿Lo digo? Pues ahí va: ¡Sapristi! ¿Se necesita algo más? Helo: ¡Caspita!

Estos modernos nuestros, rojillos, deben curarse, ya, el alma bífida.

Estos modernos nuestros, rojillos, deben curarse, ya, el alma bífida


Para terminar…dame una alegría… ¿cuándo leeremos tu próximo libro?

Verás, el libro está y os llegará en unos días. Lo más notable, la contraportada, donde se cuenta que servidor, tan prolífico, tiene un truco:

-¿Cómo consigues escribir tanto, Arturo?
-No parándome a pensar.

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