Estamos ante un documento de excepción, que no resulta cómodo para las mentes correctas hoy, y por tanto su lectura, vivificadora, debe ir precedida del sano deporte de la caza y captura. Damos una pista: para poder adquirirla conviene visitar la web oficial de la hermandad de la División Azul en Valencia.
Y es que Joaquín Poquet fue uno de tantos divisionarios que fueron huéspedes de Stalin en sus campos de concentración. Once años que no lograron acabar ni con su cuerpo, ni con su espíritu, y que culminaron en una resurrección oficial, dado que el cabo Afán de Ribera, que encontró su cartera junto a un cadáver desfigurado, comunicó su muerte por error. El mismo cabo le esperaría a pie del Semíramis cerrando el ciclo.
Son estas Memorias. 4045 días cautivo en Rusia, unas páginas que encogen el corazón. Desde el prólogo, de quien fue presidente de la hermandad en Valencia, Miguel Oltra (¡Presente!), hasta la colección de cartas que cierra el volumen.
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