Una novela donde el "héroe" es un
divisionario. Nada nuevo ¿verdad?.
Pues se equivocan.
Lorenzo Silva, con soltura, nos regala una historia con muchas luces y alguna sombra.
Es loable no evadir como a la bicha, la idea de escribir una novela con un
guripa como protagonista. Más, si éste es uno de los "irreductibles" que quedó en
Berlín defendiendo el
bunker. Si lo entronca magníficamente con la realidad (indignados, guerras en
Afghanistan,
Irak, etc.) su interés aun despierta más puntos. Y si se documenta bien, pues que quieren que digamos. A destacar el uso de las memorias de
Ezquerra.
Como sombra, sus ecos "políticamente correctos" que le obligan a, cada cierto número de páginas, intentar disculparse marcando unas fronteras claras, y como traca final, haciendo que el "héroe" se disculpe por su error vital.
Pero en resumen, este
Niños Feroces es un gran libro. De sus 400 páginas, unas cuatro o cinco serian de lectura rápida, "libro-
pelu", vamos. El porcentaje habla solo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario