Una historia de
maquis y Guardias Civiles. Pero no una de esas
mentirografías donde aparecen unos
maquis buenos,
arcangélicos, luchando por la paz, la libertad y el tomate frito, no. Una, donde los
maquis salen como lo que eran: unos bandoleros asesinos, que se ensañaban
sádicamente con los campesinos que se encontraban, y ante los que sólo la actitud heroica y sacrificada de la Guardia Civil lograba poner freno.
Vulgares criminales y bandidos, bien adiestrados en la escuela terrorista de
Toulouse, siguiendo las consignas emanadas de
Moscú,
Praga y
Varsovia, alentados por las radios rojas y con la
complacencia de la democracia francesa, lograron no perturbar la paz de España, pero si la de algunos apartados valles pirenaicos, donde transcurre esta breve novela, hoy olvidada.
Con
Cabeza puesta a precio se revive, gracias a su autor,
Ángel García, la emoción ante las técnicas de infiltrados de la
Guardia Civil para acabar con estos delincuentes.
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