Una mierda. Sin ambages ni palabras políticamente correctas. Esa es la expresión que sale de nuestros labios al dejar esa sala de exposiciones, financiada con dinero del nacionalismo catalán y pancatalanista que sufragamos todos los españoles con nuestros impuestos. La ¿obra? de Jarque no tiene mayor comentario. Más allá de la ridiculización del ejército nacional y sus símbolos que, dada la lengua bífida de estos rojillos nuestros se les supone y no soprende, está el insulto a imágenes que a todo católico remueven los intestinos. Desde burlas a la virgen a un extraño corazón de Jesús verde, con una paloma medio podrida arriba, simbolizando al Espíritu Santo.
Tan sólo les dedicamos una frase más: el que escupe al cielo ha de tener claro que luego, le cae en la cara.
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