Pues bien, con Las fuerzas armadas y su derecho a la información, su tesis doctoral donde hibrida magníficamente la milicia y el periodismo, nos muestra algo más que tampoco se podrá negar: su calidad como investigador.
La amplitud, profundidad y rigor del estudio lo deberían haber convertido en instrumento imprescindible para periodistas y militares y, si no fue así, no debe verse más motivo que la demonización a que fue sometido. Y sigue siéndolo.
En lo particular, no podré agradecer lo suficiente a un viejo guripa que ya no está entre nosotros que dispusiera que ese volumen fuera a parar a mis manos tras su muerte.
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