Un texto apasionante para los amantes de los tebeos, en particular por los que crecieron leyendo las revistas infantiles y juveniles de Bruguera.
Este Los tebeos de nuestra infancia es algo más que un refrito para nostálgicos. Es un estudio histórico donde, como no, el autor aprovecha para mojar la su cuchara política en el caldo que más le conviene, que es el que tiene a la izquierda. Si logran evadir estos párrafos donde Antonio Guiral suelta un montón de estiércol sorbe un, por lo demás, más que digno trabajo, se verán recompensados.
Es curioso que este trabajo sea publicado por la gente de El Jueves, una publicación muy alejada de lo que fueron los tebeos de Bruguera, nunca soeces y sin dibujos dignos de figurar en los lavabos de las prisiones de hombres de nuestra geografía. Ojalá siguieran esa vía, iniciada años atrás por otro volumen que también traeremos aquí, del mismo autor, precedente directo de esta obra, Cuando los comics se llamaban tebeos.
Lleva un regalo extra, un DVD con supuestamente trescientas paginas de material extra. Mal elaborado técnicamente e indigno acompañante de este volumen.
En resumen: puede leerse, con una pinza a mano para taparse la nariz ante determinados párrafos.
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