domingo, 25 de mayo de 2008
Hemos leido: "Franco. Una historia alternativa", de Julián Díez (comp).
Reconozco que este contra este libro tenía algún prejuicio. Tenía a Franco. Una historia alternativa en el anaquel y lo dejaba para un momento de resignación, de esos en que uno se ve capaz de digerir sapos y culebras. No conocía ni al compilador, Julián Diez, ni a sus autores... pero me temía lo peor.
Pues bien, lo tomé hace unos días. Está compuesto de historias breves, de historia-ficción, donde partiendo de distintos supuestos (una España donde el idioma dominante es el Catalán y en Castilla hay un nacionalismo exacervado, que intenta derrumbar a "Espanya" tras la muerte del dictador; una guerra civil que acaba de forma distina por la invención de la bomba atómica por parte de un científico de la república amigo de Einstein...) se construyen historias diversas. Bodrios en muchos casos, plagados, en su parte de historia correcta, de incorrecciones.
Pero...
¡Ah!
Llego a un cuento que se llama "Arquitectura Fascista". La trama parte de la idea de que el alzamiento del 18 de Julio no desemboca en guerra civil, sino que el gobierno asume unas cuantas reformas que calman a los alzados. Calvo Sotelo no se fía esa noche de la guardia de asalto y salva su vida. Y José Antonio no es fusilado.
La historia parte cuando un chaval, nieto de un camisa vieja, va con pocas ganas a acompañar por las mañanas a un viejo José Antonio, en su silla de ruedas, y este le cuenta una parte de su vida: de como la Falange instauró un estado nacionalsindicalista en el Congo, tras la salida de los belgas de allí.
Al principio mis prevenciones eran máximas. Pillé un par de comentarios a traspiés y me contrariaron. Pero poco a poco... yo no se si el autor es un estudioso de la falange, pero sabe lo que esta significa. Se devora rápidamente la emoción de José Antonio al ver mezcladas en sus camisas azules a chavales de la península y a nativos congoleños, su ansia de traer la justicia, de no entrar como un conquistador europeo, a sangre y fuego y a explotar, sino a ayudar, a llevar la buena nueva de Cristo a esas tierras. A hacer progresar al Congo.
Una curiosidad más que interesante, que vale por si sola para recomendar todo el volumen.
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