
Es cierto que ciertos pasajes de nuestra historia permanecen dormidos. La guerra de Marruecos es uno de ellos. Las generaciones actuales suelen mezclar, por aquello de los militares africanistas, o quizá sin necesidad de una explicación tan profunda, todo aquello con el franquismo. Hasta tal punto esto es así que uno de los personajes que surgieron con más fuerza de aquellos años, Millan Astray, se ve hoy asediado como golpista en el 36, con la petición de retirar sus estatuas... cuando en realidad estaba retirado por la ley Azaña unos cuantos años antes. Pero no importa, seguro que como militar, pensarán nuestros gobernantes, lo tiene bien merecido.
A pesar de todo lo dicho, adolece la Historia secreta de Annual de un fallo que reputamos tremendo y que debe provocar en el lector una lectura con reparos: su partidismo. No es historia aséptica, sino interesada. Y es entonces cuando deja de ser historia.
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