Es Fernando Sánchez Dragó un autor muy particular. Con todos los naipes en la mano para lanzar un repoker en el mundo de lo políticamente correcto, hijo de fusilado por los nacionales y represaliado en la movida estudiantil del 56, se lanza con arrojo por el tobogán de lo políticamente incorrecto y no lanza improperios cuando se habla de un personaje tan demonizado hoy como José Antonio Primo de Rivera.
Hay que reconocer que en este volumen, Muertes paralelas, ha escrito más que "El Tostado". Una revisión a muertes nada accidentales, de entre las que destaca dos, la del personaje ya citado y la de su propio padre. Un libro muy valiente y, aunque extenso, de lectura rápida y placentera.
Si tuviera que lanzar una pega sobre lo que el libro dice, un pero al autor, sería una simple llamada de atención: Sr. Sánchez Dragó, fuera de las lindes de la Falange Auténtica también hay color azul. Ni todos los que militan dentro son seráficos ángeles azules, que también granujas de medio pelo se cobijan allí, ni todos los que fuera de esa órbita andamos, y nos decimos falangistas o joséantonianos, somos macarras con la céltica o la esvástica tatuada en las nalgas. Es injusto caer en ese maniqueísmo, que usted mismo condena.
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