sábado, 29 de diciembre de 2007

Hemos visto: Padre Pío.


En el año 2000, Carlo Carlei dirigió una película que era, por su formato, más bien una serie de televisión.

Doscientos minutos nos hablan de la vida tortuosa y difícil de un hombre que en Italia parece el santo por antonomasia, codeándose con el mismísimo "poverello" a cuya franciscana orden perteneció.

Francesco Forgione, nombre secular de Fra Pío de Pietrelcina, padeció durante cinco décadas los estigmas que el fundador de su orden recibió del Señor en el siglo XII. La cinta de Carlei, con una interesante interpretación de Sergio Castellito ( "El gran azul", "Las crónicas de Narnia"), toca muchos temas al acercarse a la vida del santo.

Se narran las insidias que soportó durante su vida, producidas por un obispo torticero e hipócrita, como por una curia insensible, entre la que se destacaba el P. Agostino Gemelli, científico brillante, que tuvo una gran inquina contra el de Pietrelcina.

En la película se narran numerosas anécdotas personales de toda la vida, contada en su más postrer ocaso por el protagonista, interrogado en su última enfermedad por un superior. Podemos destacar la pequeña referencia al encuentro entre el Padre Pío y un sacerdote polaco, llamado Karol Wojtilla, a quien el primero profetizó que llegaría a ocupar el solio pontificio.

La obra muestra una cuidada banda sonora y un uso de la luz y el color intensos y vigorosos, para apoyar la labor interpretativa de Castellito y el resto del elenco, que han de manejar un registro de recursos amplio al ejecutar personajes muy diversos que en gran parte de los casos, han de recrear todo el ciclo vital de estos hasta llegar a la senectud.

Recomendamos la película, y muy especialmente para los interesados en la "piomanía" tan intensa en Italia, y que ya empieza a llegar a medio mundo.


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