A cualquier interesado en la última epopeya española, la División Azul, este libro le parecerá uno de los imprescindibles. Y no solo por lo interesante de la descripción del gulag soviético, que para eso ya teníamos a Solzhenitsyn, sino por la personalidad de uno de los autores: Angel Salamanca (q.e.p.d.).
Y es que, y que me disculpe ese magnífico historiador que es Francisco Torres (y se que Paco me lo disculpa), la mítica figura del sargento Salamanca se funde con el heroe de frontera por excelencia, el Cid, con el más bravo dios nacido en extremadura, Cortés, con la bravura de Roger de Flor y Berenguer de Rocafort fundidos en una sola espada, con el joven doloroso de Basterra.
Efectivamente, un tipo que pasó once años siendo inquilino del pisito de verano e invierno del tirano de los bigotes y a su vejez demostraba esa fortaleza... verdaderamente cuando era joven uno tiende a pensar que sería capaz de tumbar los toros a puñetazos.
Su figura, que aparece tangencialmente en la gran historia de España a traves de películas (fue el asesor militar de la película de Forqué Embajadores en el infierno, y aparece como personaje secundario en la biografía novelada del capitán Palacios que escribió Torcuato Luca de Tena, deslumbrado desde que lo conoció en el Semíramis, y que dio paso a la película antedicha, Embajador en el infierno), es toda una sombra grande que adquiere nitidez con sus memorias. Para lograr aproximarse a su piel, este libro, publicado por Fuerza Nueva Editorial resulta ¡mas que imprescindible!
Aunque el protagonista haga su guardia en los luceros ya hace algun tiempo, su necesidad en los anaqueles es tal que, dado que aun está disponible, lo añadimos en la sección de Crítica literaria, más oriendada a las novedades que a los clásicos, como clásico es y será esta obra.
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