domingo, 15 de julio de 2007
Ahorre tiempo, no lea: "La pólvora y el incienso", de Hilari Raguer
No se equivoquen. Cuando me dijeron que Hilari Raguer era un cura, me llevé la misma sorpresa que cuando a Jardiel le dijeron que Alberti era un poeta. Nadie lo diría.
Y es que Hilari, o, para que andarnos con cosas raras, Hilario, parece pertenecer a esa especie de sacerdotes que no solo han introducido el humo de Satanás en los templos de Cristo, sino que han apalabrado unos lanzallamas para su completa destrucción.
Y es que La pólvora y el incienso, además de ser un autoplagio de otra obra del autor, La espada y la Cruz (toma geroma, original que es el pater), es un tocho que tiene la virtud de, paradojas, desvirtuar la verdad apoyandose en una cuidada selección y amputación de documentos. Este me interesa, este no, porque se me ve el plumero debajo de la sotana, y así, tras unos cuantos años (dicen que cuarenta, vaya con el Sherlock del alzacuellos), presenta el alzamiento del 18 de julio como un golpe de estado de militarotes apoyados por una Iglesia corrupta.
Incluso podríamos pasar por eso. Entender que a algún engañado por la LOGSE se le pueda presentar esa aseveración como algo factible. Pero cuando presenta la vida de los católicos como una fractura... bueno, si interpretamos que los de una de las dos Españas eran directamente fracturados y enterrados, quizá podamos darle la razón. Patéticamente se acoge a los intentos de reconciliación de la República con la Iglesia para dar fuerza a sus tonterías.
A mi me parece que este cura con sotana de cartón piedra hubiera querido ser el cura que entró en El Alcázar durante el asedio para convencerles de lo bueno que seria entregarse.
Si usted es inmortal y le sobra el tiempo, lealo. De lo contrario, piense que su vida es demasiado corta como para perder unas horas con semejante bodrio.
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