Álvaro fue un chaval seducido por lo azul. Como el Condestable Azul firmaba en "Flechas", antes de su fusión que daría paso a "Flechas y Pelayos" y con ese mismo espíritu pasó de las páginas de La Ametralladora, revista distribuida en las trincheras nacionales, a Rusia como un guripa, con un breve chapoteo en La Codorniz.
En La Codorniz sin jaula, habla de los mitos y realidades de la revista que fue su vida. Cierto que en un momento en que quitar hierro al pasado era un deporte popular, y Álvaro lo ejerce. Quedémonos con un detalle: cuantas más multas y sanciones recibió la revista fue con el hoy aclamado demócrata Fraga.
Fin de la cita.
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