Ya quedan lejos las conmemoraciones del aniversario, pero 1808 nos sigue trayendo ecos. Ecos que escuchamos los de costumbre, ya desvaídos los oropeles institucionales con los que se escamoteaba la historia para vendernos un pato con piel de cordero. Lo cierto es que con el texto de Galdós solo, sin más, sin los acompañantes, sin la presentación de Fernando García de Cortazar, sin tapas, sin índice, sin nada... bastaría para recomendar el libro.
Y es que Galdós se está convirtiendo en una lectura políticamente incorrecta. Quien lo hubiera dicho.
Disfrutenlo.
1 comentario:
Blanco, narrador de primera fila.
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