¿Koestler? ¿El mismo que estuvo con las Brigadas Internacionales?.
Pues si. Arthur Koestler, el rojo feroz que terminó devorado por sus camaradas y viendo como sus palos del sombrajo se caían sobre él.
En El cero y el infinito vemos ese punto de ruptura. La obra, muy anterior a Archipiélago Gulag y otras, muestra lo poco que el autor intuia del horror Stalinista, lo que aun siendo muy incompleto, fue suficiente para conseguir la maldición del comunismo internacional. aunque el no cambió su forma de pensar, a decir verdad los que cambiaron fueron los comunistas de la URSS, al dictado del jefe de los bigotes.
Un texto escrito en una gran parte como un monólogo, con reflexiones sobre las ideologías, la fidelidad a los principios o el pensamiento de las masas que son universales y valen muy bien una lectura revisada con los ojos del siglo XXI. Y eso, a pesar de que cuando fue escrito, en plena segunda guerra mundial, el mundo y, por supuesto, el autor, no eran conscientes aún de lo que estaba pasando de verdad en la otra parte de la orilla.
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