Antes de dejar de escribir literatura para adultos y centrarse en los niños,
Carmen Kurtz tuvo unas cuantas obras brillantes. Una de ellas recibió el premio Planeta, cuando éste era menos
mediático y cotizado. Y lo hizo con una obra que, a nuestro parecer, es
infinítamente superior a muchos otros premios planetas posteriores, incluido, desde luego, el del año actual.
Con
El desconocido, conocemos a Antonio, que vuelve del infierno a su vida cotidiana.
Vuelve en el
Semiramis después de haber sido durante once años inquilino del
gulag de
Stalin. Once años donde él no había existido para los demás, conforman un cambio en las percepciones de todos: en la de los que le rodean y en las suyas mismas.
Podemos hablar quizá de una novela
intimista, donde con un estilo claro, directo y sencillo, la autora sigue el proceso interior de los personajes, en particular del protagonista y de su mujer, que tratan de ser honrados con el otro, y consigo mismo. Con quien fueron en su día y con los que han terminado siendo, en lo que se han convertido.
El tema es
suficientemente atractivo como para no dejar a nadie indiferente.
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