
Fernando Vizcaíno Casas, el hijo del paragüero, decidió que eso ver alancear moros muertos le estaba cansando y escribió esta pequeña joya al tercer año de la muerte de Franco: ... Y al tercer año resucitó. Y cuando lo hizo consiguió un par de cosas: un éxito sin precedentes y un sambenito que no le abandonó jamás.
41 ediciones desde 1978 a 1989, y una especial en 1995, ampliada. Se catalogó a Fernando como escritor sin estilo, sin arte... mientras en el extranjero se le dedicaban tesis doctorales y premios, y mientras Lara padre, el genio de Planeta, le confesaba que jamás le podría dar un premio Planeta... porque a él no le hacía falta, sus libros se vendían sin necesidad de premios.
Busquen, si aun lo lo han leído, este libro, una joya de la historia ficción española, llevada al cine e intentada sepultar por lo incomoda que resulta al sistema políticamente correcto. Intentado, pero no conseguido.
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